jueves, 17 de noviembre de 2011

A sonreír y relacionarse personalmente.


Bueno bueno! El día que hace no es que acompañe a dar un paseo por la ciudad, pero si que anima a salir de casa, buscar un café agradable y sentarse a tomar algo calentito, con la compañía de un buen libro que nos haga olvidar el frío que hace al otro lado del cristal.

Lástima que hoy la suerte no este de mi lado, ya que no he encontrado ese sitio perfecto, sino que en su lugar estoy sentada en el Starbucks más cercano a mi casa, con una conexión a Internet pésima, y con una corriente que no te invita ni a quitarse la chaqueta.

Pero aun así, cumple la función que ando buscando.  Sentarme en un sitio donde haya afluencia de gente entrando y saliendo,  que me tenga un rato entretenida.  Aunque a mucha gente le pueda parecer aburrido el observar a las personas, es un pasatiempo un tanto curioso. 

10 mesas con sitio para sentarse. 10 historias diferentes.  ¿Qué pensarán? ¿Qué les habrá traído a este lugar? Muchos están como yo, sentados en la mesa con su ordenador personal como pareja.  Navegando por Internet, haciendo trabajos para la universidad, chateando, viendo vídeos y fotos.
Incluso los que están en compañía de otro ser humano trastean con sus aparatos electrónicos, como los ebooks, los tablets, o los teléfonos móviles. Esto hace que me ponga a pensar.



Quizá penséis que sea un poco idealista, pero ¿dónde ha quedado la vida que teníamos antes? Cuando nos relacionábamos con los amigos de manera verbal, y tomar un café nos servía para ponernos al día sobre como nos trataba la vida. Admito que en mi caso,  las nuevas tecnologías me han ayudado a sobrevivir, ya que un gran océano me separa de la gente que quiero, pero no os dejéis engañar. Todo está cambiando a pasos agigantados y cuando nos queramos dar cuenta, la tradición se habrá perdido, dejando paso a la novedad, algo que cada vez se vuelve más frío e impersonal. Es cierto que todos los avances de los que disponemos nos facilitan el día a día, pero no os olvidéis de las antiguas costumbres. ¿A quien no le hace ilusión recibir una carta con una fotografía de esa persona a la que no tienes ocasión de ver a menudo porque vive lejos?

Supongo que esta melancolía aparece porque las navidades están a la vuelta de la esquina, una época en la que estar con la familia y amigos es lo principal, reunirse en torno a una mesa e intercambiar palabras y muestras de cariño.

Justo cuando daba la entrada por terminada, dos señoras mayores se han sentado a conversar en mi mesa, puesto que el local está hasta los topes de solitarios enganchados a la tecnología. Hablan y se ríen a carcajadas mientras toman un café. Sin embargo, el chico que se encuentra a mi lado esta chateando a través del Facebook. Aunque no lo creáis, tienen algo en común. Ambos se están riendo. Pero existe una diferencia, ¿que cuál es? Que a ellas se las oye y transmiten alegría a los que nos encontramos a su alrededor, y él escribe Jajajaja, pasando desapercibido para el resto del mundo. Que aunque no nos demos cuenta, nuestro estado de animo influye en las personas que tenemos a nuestro lado.

No dejemos que la tradición caiga en el olvido, e intentemos combinarla con lo moderno, d'accord?







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