miércoles, 9 de noviembre de 2011

Hoy, ha salido de nuevo un día espléndido, con una temperatura inimaginable para ser Noviembre de 19ºC y he salido a pasear.
Primera parada: la Fundación Angel Orensanz, situada en una antigua sinagoga y reconvertida en museo-galería. Al llegar frente al edificio, daba la sensación de estar cerrado a cal y canto. Sin embargo una de las puertas metálicas que protegen el área estaba entre abierta y ahí que he entrado, escaleras arriba hasta llegar a la puerta de madera. Justo cuando me disponía a agarrar el pomo, han salido dos chicos, pegándome un susto de muerte. Una vez dentro he recorrido la planta baja, mirando hacia arriba y con la boca abierta. El lugar es mágico.

¿Qué me decís? Estaba lleno de trabajadores montando tableros y trasladando cosas de un lugar a otro, que me saludaban como si fuese una trabajadora más. Yo supongo que estarían preparando la nueva exposición que se inaugura el 21 de Noviembre, llamada Felix&Dexter. Una vez te das cuenta de que es real, si subes por unas escaleras de madera que hacen bastante ruido a la 3ª planta, encontrarás expuesta la obra del propio Ángel, un artista español afincado en Nueva York desde 1986.

Intentaré volver y hablar con el artista en persona, porque me parece un personaje muy interesante y del que se puede aprender mucho.

De ahí, caminando por Houston, he pasado por Katz's, el Deli más famoso de la ciudad al cual le dedicaré otro día una entrada completa, porque merece la pena visitarlo. Pero iba buscando el New Museum de Arte Contemporáneo. De camino he divisado el restaurante Oliva, que sirve comida española. Lástima que estuviese cerrado porque me he quedado con ganas de probarlo. Mira que hay sitios de buena comida, y restaurantes con grandes chefs que sirven las delicias culinarias de nuestra cultura, pero lo que me ha llamado la atención de este lugar, es el mural que tiene en una de las paredes exteriores del local, justo en la boca del metro.


¿Lo reconocéis? Efectivamente, es la playa de la Concha, de Donosti. Así que otro día iré a catar lo que tienen que ofrecer.

Tras 5 minutos caminando, he encontrado el famoso museo, pero con una cola larguísima, obligándome a posponer mi visita hasta después de comer. ¿A dónde ir? Pues decidido. Me he quedado sin jamón en casa, así que aprovechando que andaba por la zona, De España parecía el lugar perfecto para ir a almorzar. Después de una flauta de txistorra, una rica croqueta de jamón y un cola cao fresquito, aquí estoy, escribiendo una nueva entrada en el Blog, con unas sevillanas de fondo. Me están entrando de levantarme de un salto y ponerme a bailar, para bajar la comida. Pero quedaría un poco friki, ¿no?

Como buena española, la sobremesa se ha alargado demasiado, así que toca recoger los bártulos e ir al museo a todo correr.

¡Saludos!

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