sábado, 25 de febrero de 2012

Pequeñas cosas

Después de tantos viajes, estancias prolongadas en el extranjero, horas interminables en los aeropuertos, llego a la conclusión de que como en casa, en ningún sitio.

¿Quién no ha deseado dar un cambio en su vida y probar cosas nuevas? Hoy en día, gracias a la beca Erasmus, cualquier estudiante tiene la posibilidad de experimentarlo. Un semestre o un año fuera de casa, mudarse a otro país, otra ciudad, una cultura diferente, gente nueva... Residencia o piso de estudiantes, sólo o con compañeros. Es una gran oportunidad para aprender a vivir fuera del amparo de nuestros padres. Muchos amigos, fiestas, viajes, estudiar...

Pero no siempre los viajes son tan placenteros, y tras tantos desplazamientos, cambios de países, idiomas... llega un momento en que lo único que deseas es quedarte en casa, y coger un avión solamente para irte unos días de vacaciones.

Mucha gente no comprende que después de tanto tiempo por el mundo, lo que más me apetece es quedarme en mi tierra, rodeada de mi familia y amigos, donde me siento a gusto y donde soy feliz.





Un paseo por cualquiera de los rincones de mi ciudad, cámara en mano, intentando retratar mis sitios favoritos, en buena compañía. Recorrer las salas del Guggenheim y del Museo de Bellas Artes, tomar unos pintxos en alguno de los bares del Casco Viejo. También fotografiar la naturaleza en estado puro como un insecto sobre una flor, un atardecer... El sonido de las olas, el olor de la hierba, la brisa marina ... pequeñas cosas que, esté donde esté, me recuerdan al hogar.  ¡LOS PLACERES DE LA VIDA!

lunes, 9 de enero de 2012

Antonio López en Bilbao.

Supongo que alguno se preguntaría que eran esas cabezas de bebé gigantes situadas en plena Gran Vía bilbaína y en la puerta del Museo en el parque. De aspecto un poco grotesco, esas 2 enormes testas eran el adelanto de lo que veríamos en los próximos meses. Considerado como el padre de la escuela hiperrealista madrileña, el pintor manchego Antonio López expone estos días su obra en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. 





Con un detallismo fotográfico inigualable, explora diferentes temáticas abordando aspectos cotidianos como retratos familiares, bodegones y naturalezas muertas, y sus archiconocidas vistas de Madrid, donde el dibujo predomina sobre la pintura.



Habiendo batido récords de visitas, tanto en su exhibición anterior en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, como en esta ocasión, Antonio López ha demostrado que es uno de los artistas mejor considerados por el público en general. ¿No os extrañaban las largas colas que se formaban los miércoles a las puertas de la pinacoteca? La obra de Francisco Durrio, "Monumento a Arriaga" es testigo de la espera interminable  que tienen que soportar los visitantes  para poder descubrir algo sorprendente. Si aún no habéis visitado la muestra, podréis hacerlo hasta el 29 de Enero, ya que debido al tremendo éxito han decido prolongar su estancia unos días más. 



Algunos consideran sus obras como auténticas obras de arte, pinturas que reflejan la realidad como si de una fotografía se tratase. Otros sin embargo consideran que es una tomadura de pelo, puesto que algunas de las obras se encuentran inconclusas. El arte es algo subjetivo, donde cada individuo ejerce una opinión personal que puede diferir de la de su acompañante. ¿De verdad vais a dejar que os lo cuenten?  Mejor juzgarlo vosotros mismos. 


miércoles, 4 de enero de 2012

El Cascanueces

¿Qué es una Navidad sin el clásico de "El Cascanueces"? Compuesto a finales del s. XIX por P. I. Chaikovsky, es uno de los ballets más representados en todo el planeta.

Como cada año, la representación llega a Bilbao para deleitar a niños y mayores, que durante casi una hora y media, son trasladados a un mundo de magia y fantasía. 



El bailarín bilbaíno Igor Yebra recrea este clásico de la danza, junto con Oxana Kucheruk, ambos Bailarines Estrella de la Ópera Nacional de Burdeos. Junto a ellos, alrededor de 70 jóvenes promesas vascas dan vida a los diferentes personajes que cuentan esta fabulosa historia.

 Igor Yebra.

Fiel al original pero en una versión reducida y adaptada por el propio Igor, está dividida en 2 actos sin descanso. Cuenta la historia de Clara, que recibe un Cascanueces tallado personalmente por Drosselmeyer como regalo de Navidad. Cansada de tanto bailar con su nuevo regalo, se queda profundamente dormida mientras que el propio Drosselmeyer convierte sus sueños en un mundo mágico. Niños, jóvenes y adultos son los protagonistas de  esta obra, que nos hará sonreír y pasar un rato entretenido. 

Desde hoy, y hasta el día 8 de Enero de 2012 en el Teatro Arriaga de Bilbao, una oportunidad que os recomiendo no dejar pasar. Cuando salgáis, os dolerán las manos de tanto aplaudir. 




¡Un saludo y Feliz Año a todo el mundo!

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Santo Tomás

La cuenta atrás ha llegado a su fin y ya estamos a 21 de Diciembre. A pocos días de las esperadas Navidades, Santo Tomás es un pequeño gran adelanto de lo que aún está por venir. Una espléndida ocasión para degustar los productos típicos de los caseríos conocidos en la tierra como"Baserris" y aprovechar para llenar la nevera con género fresco.

Este año, el tiempo ha cumplido, como cada año, con su tradicional sirimiri. Para complicar más la cosa, la huelga del metro ha estado presente, ofreciendo únicamente servicios mínimos. ¿Pero qué es esto para un bilbaíno? ¿Creen que nos van a privar de un día tan especial? 

Alrededor de unos 300 puestos con los más variados productos agrícolas aguardaban ansiosos la llegada de los primeros clientes. El olor a choricillo está en el aire, los talos terminando de ser amasados y la banda sonora la protagoniza el ruido del descorche de las botellas de txakolí y de sidra. 



Talo con chorizo. Esto es principalmente lo que atrae a gente de todas las edades. Se trata del menú típico de este día, regado con una botella de txakolí y rematado con un pastel vasco. Rico, rico. Eso sí, siempre rodeado de amigos. ¿Quién puede resistirse? 

Para quien no este familiarizado con este producto, el talo se trata de una tortilla elaborada con harina de maíz, agua y sal,  que tras ser amasada se cocina a la plancha. Pero su único compañero no es el chorizo ya que la morcilla, el lomo o la panceta son también una buena elección. 



Pero no se trata solo de gastronomía. Las calles del Casco Viejo se llenan de gente que aprovecha para realizar algunas compras de navidad en sus pequeños comercios, y los jóvenes lo utilizan como una excusa más para pasar un rato con los colegas. El ambiente es similar a los días de Aste Nagusia, pero con más frío. 

Coincidiendo con el partido de vuelta de la Copa del Rey de Fútbol en el que se enfrentaban Athletic-Oviedo, algunos ovetenses han tenido la suerte de poder disfrutar de un gran día, donde los seguidores de ambos equipos han brindado con sidra por la victoria del mejor.



¡Viva Santo Tomás y Aupa Athletic!

martes, 13 de diciembre de 2011

It's time to say goodbye!

Mi aventura neoyorquina llega a su fin y mañana a estas horas estaré en el avión, regresando a mi querida villa de Bilbao.

Han sido 3 meses en los que he aprovechado cada minuto y en los que he disfrutado de todo lo que esta maravillosa ciudad ofrece. Sus cientos de museos y galerías de arte, su variada gastronomía, sus preciosos parques, la amabilidad de sus gentes... forman un todo que definen la metrópoli.

Hoy he tenido el privilegio de asistir al MoMA por última vez en una visita muy especial. Al ser martes, el museo estaba cerrado al público y he aprovechado la ocasión de pasear por sus VACÍAS salas ¡SOLA! Ha sido como regresar a Venecia, donde las conversaciones con las obras eran privadas, sin millones de turistas pasando por delante de ellas, sin pararse apenas a observarlas con detenimiento. ¡Estábamos las obras y yo!   La sensación indescriptible al estar sentada en la estancia de las ninfeas de Monet, ver cara a cara las Señoritas de Avignon de Picasso, rodear las fantásticas esculturas para observarlas desde los diferentes puntos de vista. ¡Insuperable!







La próxima entrada en el Blog será ya desde Bilbo, donde lo primero que haré será visitar las exposiciones del Guggenheim (Serra-Brancusi) y del Museo de Bellas Artes (Antonio López). No veo el momento de aterrizar en Loiu y respirar el aire puro de las montañas del norte, pasear por la Gran Vía bajo las luces de navidad, premiar a mi paladar con unos buenos pintxos del Casco Viejo...

Pero no os creáis, echaré de menos la Gran Manzana, donde cada día que ponía un pie en la calle y cada minuto que pasaba entre sus calles aprendía cosas nuevas, donde viví experiencias inolvidables y donde aprendí a conocerme mejor a mí misma.

Para los futuros viajeros que deseen disfrutar cada segundo en New York, escribiré una entrada sobre los lugares que no deben dejar de visitar, ya que os sorprenderán, con mis recomendaciones museísticas, gastronómicas, etc.

¡Un último saludo desde NYC!

sábado, 10 de diciembre de 2011

Central Park

El otro día decidí dar un paseo por la 5ª Avenida para ver de nuevo los espectaculares escaparates montados para esta época tan especial. Ir de tienda en tienda fotografiándolos e ilusionarme con cada uno de ellos, recordando la sensación de cuando era pequeña e iba a la Gran Vía de Bilbao a ver el Cortilandia. No tengo palabras para describir como me siento. Sin embargo, estas ventanas abiertas al público son más que simples historias para niños, son arte en estado puro. Desde los más clásicos como el lazo rojo de Cartier que envuelve el edificio, a los más vanguardistas como los grandes almacenes Saks. 




Pero no es oro todo lo que reluce, y no tardé en volver al mundo real. Me hallaba en una de las calles principales de la Gran Manzana, un viernes al mediodía y en plena temporada navideña. ¿A quién intento engañar? ¡Fue horrible! Imposible tomar una sola fotografía sin que apareciesen un montón de cabezas en ella, empujones, incluso hacía calor, a pesar de tener 4ºC de temperatura. Necesitaba salir de ahí lo antes posible y como en tantas ocasiones había hecho, huí a Central Park, también conocido como el Pulmón de Nueva York. 



Un gran parque situado en el corazón de la ciudad, donde los neoyorquinos acuden a disfrutar de la tranquilidad, a practicar todo tipo de deportes y a respirar un poco de aire puro. Un lugar donde el ruido del tráfico, el olor a comida rápida y el estrés desaparecen para dejar paso a amplias zonas verdes, con lagos, zonas de juegos para niños, bosques, e incluso áreas habilitadas para el deporte. 

Andar por sus caminos observando como las ardillas buscan alimento para pasar el invierno y pisando las hojas secas que nos recuerdan que el otoño está apunto de acabar, es como estar en el paraíso, como si de repente la metrópoli desapareciera y solo quedara la naturaleza. 




El parque en sí es una gran obra de arte bien pensado y diseñado por el arquitecto Calvert Vaux y el paisajista Frederick Law Olmsted en la segunda mitad del siglo XIX. En el interior del perímetro, se pueden encontrar alrededor de medio centenar de esculturas, incluso el Castillo de Belvedere, construido en estilo victoriano en 1865, una infinidad de puentes en diferentes estilos arquitectónicos y hasta un pequeño Zoo.



Caminando un día cualquiera es fácil ver a la gente paseando a sus mascotas, y lo remarco porque no solo pasean a los perros, ya que he visto hasta una señora paseando a un gato con una cadenita, deportistas entrenándose o simplemente personas que intenta mantener la línea, niños jugando, trabajadores que acuden aquí a disfrutar de su almuerzo, personas disfrutando de un picnic en buena compañía, o amantes de la lectura sentados en una roca, bajo un árbol, ensimismados en sus relatos de fantasía, intriga o amor. 

De la pequeña y acogedora villa de Bilbao a los enormes rascacielos de Nueva York, fue un gran cambio y había momentos en los que el ritmo de la ciudad podía conmigo, así que solía acudir aquí con bastante frecuencia, intentando escapar del barullo y el estrés. Con una novela entre mis manos era capaz de pasar horas en este espacio, distrayéndome con las ardillas que se acercaban curiosas a ver si tenía algo que ofrecerlas. Los pájaros envidiosos, también rondaban por si le caían algunas migajas de pan. 



Si los 9000 bancos de madera distribuidos a lo largo de todo el área hablasen... ¡Cuántas historias contarían! 

Os dejo el link de la página web oficial, para que echéis un vistazo a todo lo que ofrece este fabuloso lugar.

http://www.centralparknyc.org/visit/things-to-see/
http://www.centralparknyc.org/visit/things-to-do/

jueves, 8 de diciembre de 2011

South Street Seaport

Hoy nos encontramos en la zona del "Lower East Side", concretamente en South Street Seaport, un distrito histórico de Manhattan, donde los rascacielos del área financiera quedan a un lado para dejar paso a los pequeños edificios comerciales de tres plantas, que datan de finales del siglo XIX y han sido restaurados. Sus bajos están dedicados al pequeño comercio,  donde podemos encontrar una gran variedad de tiendas de todo tipo, al igual que restaurantes y lugares de ocio.



Ahora mismo, por ser temporada navideña, el centro de la calle principal está decorado con casetas de madera que venden productos típicos de estas fechas, y decoraciones para el hogar. Los villancicos se pueden escuchar a todo volumen animando a los transeúntes. Aunque no tengo muy claro si estamos en América o en Europa, ya que lo que ofrecen estos puestos para degustar son Crêpes franceses y salchichas alemanas. Si lo que quieres es entrar en calor, no dudes en tomar un Glühwein para asentar el cuerpo. Así es, diversidad cultural. ¡Interesante!



Sin embargo en verano, las terrazas se llenan de gente tomando un refrigerio, música y actuaciones, personas patinando o simplemente paseando. Es un lugar ideal al que acudir con un libro y sentarse en uno de los bancos de madera del muelle a leer u a observar el fantástico atardecer.




Se trata de una zona mágica. Si intentas dejar los turistas a un lado, puedes imaginarte paseando por sus  calles, vestida con un traje de época y saludando a los marineros que se disponen a embarcar en sus grandes navíos, atracados en el famoso Pier 17. Actualmente, en este muelle está localizado un pequeño centro comercial destinado principalmente a contentar a los turistas con sus tiendas de souvenirs y sus puestos de comida rápida.



Sin embargo, merece la pena no perderse las vistas de Brooklyn y su archiconocido puente desde este fantástico lugar.

Ahora os abandono para sacar unas cuantas fotografías del atardecer, que como todos sabéis sólo dura un instante, y no me lo quiero perder desde aquí.