martes, 6 de diciembre de 2011

Chelsea Market

Ubicado en pleno Manhattan, en el barrio de Chelsea, encontramos este fabuloso mercado. Un edificio envejecido con el tiempo de ladrillo, donde se emplazaba una antigua fábrica de galletas, que hoy alberga algunas de las más curiosas tiendas de alimentación de la ciudad.



Cuando entras, tienes la sensación de retroceder en el tiempo, a finales del siglo XIX, dónde a altas temperaturas se horneaban las famosas "biscuits". Mostrando sus entrañas, con las tuberías a la vista, es un lugar agradable, con sus pequeños comercios y sus múltiples lugares para deleitar al estómago con un sabroso bocado. Desde exquisitos sandwiches de langosta, pasando por auténtica pasta italiana  hasta llegar a las típicas hamburguesas americanas. Siguiendo la tradición, existen varios sitios donde venden suculentos dulces y panes recién hechos.

¿Os suena la tienda de Eleni's? Esa que ha salido en varios reportajes de españoles viviendo en Nueva York. Pues gracias a esa publicidad, el idioma más escuchado entre los clientes de este establecimiento dedicado a las galletas y a los conocidos "cupcakes", es el castellano.



Pero sin embargo, el negocio que más me ha llamado la atención no es gastronómico. Me refiero a una gran tienda que se encuentra en una de las entradas del edificio, llamada "Anthropologie", en la cual encontramos un mix de artículos de lo más normal pero colocados de la forma más curiosa. ¿Quién se imagina que junto a un vestido de fiesta pueda encontrar una cazuela de hierro? ¿O que junto a unos zapatos tenga la opción de elegir entre una gran variedad de tiradores de puertas? Libros de cocina, de decoración del hogar, de diseñadores de moda, y de grandes pintores como Gaugin y Van Gogh, están repartidos entre las diferentes estanterías, compartiendo espacio con los jerséis de cachemir de la más alta calidad.


Normalmente no aparece en las guías turísticas pero es un espacio de lo más curioso que merece la pena visitar. El edificio en sí es espectacular, y alberga obras de arte en cada rincón. Fotografías antiguas que recuerda lo que un día fue aquel lugar, esculturas contemporáneas, instalaciones y pinturas murales decoran el interior de este singular inmueble, que encierra una gran historia entre sus paredes de ladrillo rojo.


Si aprovecháis para visitarlo en la época navideña, podréis hacer compras interesantes, para pasar unas fiestas con detalles diferentes. Además, la decoración es sencillamente fantástica y hace del lugar un sitio mucho más acogedor y hogareño. Sin duda, un MUST para visitar.

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